a está muy avanzado el proceso de aprobación del mega proyecto eólico en el otro lado de la isla; la empresa promovente sólo debe completar dos trámites más, mientras que la comunidad de la isla apenas se enteró de la existencia de este plan, que las autoridades tienen en su poder desde mayo pasado.
Aunque de acuerdo a la ley esto se debió de haber dado a conocer a la población de la isla a través del periódico de mayor circulación –que todos sabemos que es este que usted tiene ahora en sus manos– y debieron publicar un resumen de lo que planeaban, lo que no hicieron.
Federico Ruiz Piña, quien se supone es el contacto de las organizaciones de la sociedad civil de la isla, recibió el documento que contiene la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) desde mayo pasado, tiempo desde el que también está enterado el Cabildo y hasta el presidente municipal; funcionarios y autoridades todas se guardaron esto en el mayor sigilo, reforzando la idea de manejos oscuros para favorecer este proyecto de más de mil millones de dólares que, por sus dimensiones e implicaciones, representa el fin del Cozumel que hasta hoy hemos conocido.
Como este ocultamiento doloso de la información ha hecho que se pierda mucho tiempo y la ley prevé que la Manifestación de Impacto Ambiental se evalúe y en su caso se rechace o se apruebe en 60 días; este plazo está a punto de fenecer.
Cuando se apruebe la MIA, sólo faltaría que el municipio libere la licencia de construcción y empezarían los trabajos de instalación de las monstruosas torres.
Sin embargo, la misma ley prevé que si el tamaño e implicaciones del proyecto lo ameritan, la autoridad federal puede tomar otros 60 días para analizarlo.
Esa misma ley, llamada Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, conocida por sus siglas LGEEPA, dice que si no se cubren todos los requisitos, -como publicar un resumen del proyecto en el periódico de mayor circulación-, se debe negar la aprobación de la MIA, la cual igualmente debe ser desechada si el proyecto en cuestión afecta de cualquier manera a cualquiera de las especies animales y vegetales bajo protección de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-059 y en el caso de Cozumel se estarían afectando por lo menos cinco de esas especies: el cocodrilo de agua salada, la tortuga marina, el águila pescadora, la palma de chit y las tres especies de manglar, las cuales además están también protegidas por la NOM-023 y la Ley General de Vida Silvestre, ordenamientos aquí conocidos genéricamente como ‘la ley del mangle’ cuyos términos impiden intervenir de cualquier forma los manglares y han echado abajo otros millonarios proyectos en el estado y en el país; aunque esto parece no molestarle ni preocuparle al “Mexico Power Group” que planea poner buena parte de sus aerogeneradores de 130 metros de alto sobre los manglares del norte de Cozumel, los cuales además de las leyes mencionadas, están supuestamente protegidos por un decreto estatal y por el tratado internacional conocido como Acuerdo de Ramsar para la protección de las tierras húmedas del mundo, del cual México es firmante.
En un lugar así de protegido por las leyes, serían insensato proponer siquiera un proyecto de este tamaño, sin embargo, para que todas esas leyes puedan ser efectivas, se necesita que las autoridades encargadas de cumplirlas y hacerlas cumplir no se corrompan y verdaderamente hagan su trabajo con el bien del pueblo en mente y no haciendo las cuentas de la millonaria inversión, la cual por cierto parece muy impresionante, pues son más de mil millones de dólares- pero la mayor parte no se va a gastar aquí, sino en el extranjero para comprar los aerogeneradores y aquí ni siquiera gastarán en el terreno, pues lo obtuvieron, dicen, a través del IPAE, es decir, del gobierno del estado.
Aquí los gastos serían sólo por el transporte y la instalación de las maquinarias y la generación de empleo se limitaría a la mano de obra para los vehículos, los caminos, los postes y las zanjas, es decir, trabajos rudos, riesgosos y de poca paga.
Los técnicos e ingenieros vendrían de afuera, pero como dice la propia MIA, deberíamos alegrarnos que así sea porque esto diversificará la economía, ya que los señores necesitarán comer, beber y divertirse los días de paga, con lo que ganaremos en apertura de más fondas, más cantinas y más prostíbulos, que es justo lo que necesitamos.
Fuente: Por Esto!
11 de julio de 2012
A punto de concretarse proyecto eólico
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