17 de junio de 2011

Otro chantaje de Molina-Aviomar

Superados todos los obstáculos, atendidas todas las observaciones de la autoridad, luego de años de trabajo y ya cuando Cozumel por fin logró contar con una terminal de carga digna de la isla, ahora el nuevo muelle no puede usarse porque no le da la gana al consorcio Molina/Aviomar cambiar ahí la operación de su barco.

Para evitar la mudanza, el consorcio yucateco que ha vampirizado a Cozumel por cuatro décadas inventa argumentos cada vez más parecidos a un capricho; el último que le cambien la posición de las defensas del muelle porque su barco, que por años operó sin defensa alguna y sólo con llantas viejas atadas a los lados de la vieja rampa, resulta que ahora, “se puede dañar”.

Lo más preocupante es que estos argumentos no han sabido ser contestados por el nuevo director de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo, Román Quian Alcocer, quien en lugar de imponer su autoridad como jefe de los puertos del estado, se ha dedicado a consentir a la abusiva empresa, la cual incluso se ha dado el lujo de amenazar con dejar de dar el servicio de transporte de carga hacia la isla, sin importar que eso, sería motivo suficiente para revocarles la concesión.

En el fondo de todo esto, se encuentra el hecho de que el consorcio Molina/Aviomar, dueño de la única empresa que da el servicio de cruce de vehículos particulares y de carga hacia y desde la isla de Cozumel, no quiere mudarse al nuevo muelle porque éste, a diferencia de la vieja rampa y de la terminal de Punta Venado –ubicada en la costa continental– no tiene sólo una, sino dos bandas de atraque y el consorcio tiene miedo de que al existir dos bandas, llegue otra empresa a hacerles competencia.

Cuando en el año 2006 un grupo de empresarios cozumeleños encabezados por el conocido restaurantero y hotelero José Becerra, intentaron incursionar en el mercado del transporte marítimo de carga, además de una feroz campaña de desprestigio a su barco y de intimidación a los clientes empresariales, (amenazándolos con negarles el servicio si osaban subir alguna vez al otro ferry); el consorcio utilizó el hecho de que sólo hubiera una banda de atraque para desfondar a la otra empresa.

El método fue simple, siempre que el barco “El Arcángel” necesitaba ‘pegar’ en Cozumel o en Punta Venado, el consorcio se negaba a quitar sus barcos de las bandas para permitir la operación, alegando siempre “fallas mecánicas”.
Hacían que “El Arcángel” se pasara largas horas al pairo en medio del mar, sin poder llegar a ninguno de los dos puertos, causando la molestia y desesperación de los clientes y pasajeros y no había poder humano que los hiciera moverse, hasta que, incapaces de superar esta estrategia y sus propios problemas, los competidores quebraron.

Ahora, simplemente se niegan a mudarse al nuevo muelle a pesar de que hasta las oficinas de la Apiqroo en Cozumel tienen ya 15 días funcionando en la nueva terminal remota y ya todo el complejo está en operación, salvo el muelle, al que, mansamente, ahora le están cambiando de posición las defensas como lo exigió el consorcio.

Sin embargo, nada garantiza que con eso sea suficiente, pues a pesar de que el muelle fue certificado ya por la SCT y por la propia Comisión Federal de Electricidad, por la cercanía de los cables submarinos, ahora el testaferro del consorcio, Roberto Chami Lizárraga, gerente de Trans(a) Caribe, ha empezado a esparcir la especie de que el muelle no es seguro porque si el barco por alguna razón tiene que soltar su ancla, puede dañar los cables o tener un accidente.

Pero en realidad el asunto es que no desea el consorcio enfrentar siquiera la posibilidad de tener competencia en la explotación exclusiva que hace del filón de oro que representa el negocio del transporte de carga hacia y desde la isla.

Sabedores de la tendencia oficial a no tocarlos ni con el pétalo de una rosa y aprovechándose de la inexperiencia en el tema portuario de Román Quian Alcocer, un político más preocupado por su futuro que por el presente de los cozumeleños, los Molina/Aviomar seguirán moviendo sus piezas y, si tienen éxito, nuestro nuevo muelle seguirá tragando polvo y la operación de los cruceros en la isla, seguirá en riesgo.

El cambio de las defensas que exigió la delicada empresa Trans(a) Caribe estará listo este sábado, el muelle, por tercera vez en el año, estará listo para operar este próximo lunes, sólo falta ver si la autoridad puede imponerse o si puede más el chantaje de una empresa que los intereses de una comunidad.

Fuente: Respuesta

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