Con todo y los 25 millones de pesos de multa que en conjunto se les aplicaron a las navieras que hacen el cruce hacia y desde Playa del Carmen, el servicio en Cozumel sigue exactamente igual; el precio no ha variado y se siguen repartiendo los horarios de las rutas evitando competir, por lo que la cuantiosa multa la terminarán pagando los ciudadanos.
Lo único que se logró con multar al duopolio naviero que ahoga a los cozumeleños y ahuyenta al turismo con sus precios y su fobia a la competencia, fue ingresar ese dinero al gobierno federal pues en la isla, las cosas siguen igual.
Como se recordará, a fines de junio pasado la Comisión Federal de Competencia, CFC, multó con diez millones de pesos a Cruceros Marítimos del Caribe, la empresa del consorcio Molina/Aviomar que opera los “Barcos México”.
La misma instancia multó con 15 millones a la otra empresa Ultramar o Ruta Náutica del Caribe, su nombre oficial.
Esta multa fue más alta porque, a diferencia de Molina/Aviomar, Ultramar igualmente da servicio en Isla Mujeres, donde aplica las mismas políticas que en Cozumel.
Según el dictamen de la CFC, la multa fue por incurrir en prácticas monopólicas absolutas las cuales, entre otras cosas consisten en el hecho de que las dos empresas se ponen de acuerdo para salir cada hora de manera alternada, con lo que evitan competir entre sí, además de que sus precios son prácticamente los mismos, aunque Ultramar cobra un peso más, precisamente como medida para verle la cara a las autoridades negando la colusión para fijar el precio del servicio, que es precisamente una de las cosas que la ley considera “prácticas monopólicas absolutas”.
Se supone que ambas empresas deberían competir por el mercado ofreciendo cada una sus propios precios y horarios, sin ponerse de acuerdo para salir alternadamente cada hora como lo hacen hoy, para que los consumidores tengan la opción de elegir viajar con la empresa que más les agrade o convenga.
Esta es precisamente la esencia de la competencia económica, base del capitalismo moderno, donde prevalecen y son exitosas las empresas que mejores y/o más baratos servicios ofrezcan.
Evitar la competencia y obligar a la gente a usar un cierto servicio dado que, por acuerdo de los supuestos competidores, no hay otra opción, es un abuso inaceptable contra los consumidores, y es la razón por la que estas dos empresas fueron multadas.
Sin embargo, la situación no se ha remediado con esa multa y al ciudadano común y corriente que por necesidad debe transportarse en esos barcos, así como al turista que desea conocer Cozumel, no le ha hecho esta medida diferencia alguna.
Ambas empresas siguen poniéndose de acuerdo en los horarios y los precios siguen igual de altos, 90 pesos para los residentes de la isla y 160 para todos los demás; además, la multa ni siquiera se ha pagado y se sabe que ambas empresas tienen grupos de abogados tratando de evitar que se haga efectiva la sanción.
Mientras tanto, el mercado del transporte marítimo en Cozumel sigue lejos de llegar a un estado de sana competencia, como lo ordena la ley, y los consumidores siguen sufriendo cotidianamente los abusos.
Fuente: Por Esto!
26 de julio de 2011
Multa a navieras no cambió las cosas
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