10 de noviembre de 2011

Diez años sin barcos nocturnos

Uno de los factores que han afectado de manera más evidente la derrama económica asociada a la llegada de cruceros, ha sido el drástico recorte en las horas de estancia y la virtual desaparición de aquellos itinerarios en que los cruceros se quedaban hasta altas horas de la noche en el puerto, algunos incluso permanecían hasta el otro día; todo lo cual terminó abruptamente luego de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.

El acto terrorista que afectó a todo el mundo, hizo que por razones de supuesta seguridad primero y por conveniencia propia después, las navieras dueñas de los cruceros ordenasen que los barcos no se quedaran en los puertos más allá de las horas con luz natural.

Además, el pánico que siguió al atentado, y que recortó drásticamente el número de norteamericanos dispuestos a viajar fuera de su país, hizo que para no perder a sus clientes, líneas navieras enfocadas al mercado masivo, como la Carnival Cruise Line, la más grande del mundo, bajaran drásticamente sus tarifas y con ello hicieran que el público que viaja en esos barcos fuese más numeroso, pero también de menor poder adquisitivo que el de antes.

Ambos factores, turistas con menos dinero y barcos que están por menos horas en el puerto, a través de los diez años pasados desde entonces, han terminado por afectar de una manera ostensible al puerto de Cozumel y a la derrama económica que se asociaba con la llegada de los barcos.

Cuando se quedaban los cruceros hasta las dos o tres de la mañana y a veces hasta a pernoctar, el resultado era que la vida nocturna recibía el enorme impulso de los cientos de clientes con dólares buscando diversión que llenaban todos los espacios disponibles.

Igualmente muchos comercios permanecían abiertos hasta tarde, y los cruceristas se mezclaban con los turistas de hotel que también a esas horas recorrían el centro.
Cuando esto cambió, empezó una etapa que no termina aún, en la que para las seis de la tarde en promedio, todos los barcos se han ido y las calles se vacían, los negocios y las plazas comerciales se cierran y no ha faltado quien diga que la ciudad, ‘se muere’ a partir de esas horas.

Otros barcos se van incluso más temprano, a las cuatro de la tarde; y aunque también a lo largo del año alguno que otro se va a las nueve o a las once de la noche y hasta un par de cruceros llegan a quedarse, estas ocasiones son excepcionales y no alcanzan a hacer una diferencia.

A las navieras les conviene irse temprano porque ahorran combustible y porque la gente gasta a bordo lo que antes gastaba en tierra; también está el hecho de que las leyes mexicanas no les permiten tener abiertos, por ejemplo, los casinos de a bordo mientras están en aguas territoriales y por eso les urge salir de las mismas.

Aunque públicamente se dicen ser ‘socios’ de la isla, los corporativos que controlan a las navieras no han accedido a permitir que los barcos se queden nuevamente, pese a no haber inseguridad alguna, aunque esta petición se les ha planteado en diversos foros, donde aplican la famosa lógica del “Son de la Negra”; dicen que sí, pero nunca dicen cuándo.

Fuente: Por Esto!

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