El paisaje de la isla será uno de los valores más afectados en caso de aprobarse el parque de generación de electricidad por viento en la costa oriental, la cual será ocupada casi por completo por las gigantescas torres.
Tal como lo publica en su edición en línea de este miércoles el conocido diario capitalino La Jornada: “La biodiversidad de Cozumel, en Quintana Roo, está en peligro por la construcción de inmuebles, infraestructura y tala de selva para ganadería. La pérdida de hábitat, aunada a las especies exóticas introducidas, tiene un efecto grave y significativo sobre la flora y fauna, advirtieron especialistas del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM”.
Y es que si se dejan pasar proyectos de dimensiones inmensas como el de las torres eólicas, se acabaron, por ejemplo, aquellas noches de ir al otro lado de la isla a mirar la luna, o las lluvias de estrellas; las torres de generación de energía requerirán cada una de instalaciones de servicio iluminadas y con veladores; son 115 torres y crearán una contaminación lumínica que hará menos visibles los cuerpos celestes y ahuyentará a las tortugas, y hasta a las parejitas románticas porque, además, las torres hacen un fuerte ruido todo el día, sea que estén girando o no. No se necesita ser un genio para entender que esto será el fin de ese Cozumel que hasta hoy hemos conocido y puede representar la ruina de negocios que ya existen, como el hotel Ventanas al Mar, que siendo el único de aquella costa, ofrecía el paisaje y su quietud como uno de sus principales atractivos.
Este monstruoso proyecto protegido por las autoridades –al menos por omisión- no provoca sin embargo reacciones de las instancias del medio ambiente como las que este mismo día, le hicieron sendo operativo a los ejidatarios por haberse atrevido a desmontar unos terrenitos, lo que tampoco está del todo bien, pero no se compara de ninguna forma con el gigantesco parque eólico que quieren poner aquí para surtir de electricidad, no sólo a la Riviera Maya, sino a los diez municipios de Quintana Roo, de acuerdo a lo que asegura la propia empresa en el documento Manifestación de Impacto Ambiental de casi 500 páginas, del que hemos estado publicando extractos ilustrativos de lo que piensan hacerle a la isla, redactados por las mismas personas que están interesadas con hacer el negocio de su vida, cancelando la posibilidad de cualquier otro negocio.
Hasta lo que pensaban hacer Donald Trump y la familia Barbachano al norte de Mezcalitos era mil veces preferible que el parque eólico, pues al menos el Punta Arrecifes Resort crearía valor para la tierra, en el sentido de los bienes raíces, y no como este proyecto que lo destruiría porque dejaría a todos los terrenos alrededor suyo carentes de valor en el marcado inmobiliario al pasar súbitamente de estar rodeados de naturaleza a ser vecinos de un parque industrial, pues eso es el parque eólico, que implica colocar las torres a todo lo largo de la costa oriente de la isla y conectarlas entre sí con caminos de 12 metros de ancho que fragmentarán toda la selva y tendrán tráfico todo el día; que harán ruido y se verán desde toda la isla y además, crearán a su alrededor una zona oscura para señales electromagnéticas, como las del radio, la televisión, la Internet y los celulares de hasta 10 kilómetros de ancho, datos todos que se contienen en el mencionado documento, desconocido para la mayoría de los cozumeleños pero disponible para su consulta en la página del conocido grupo ecologista citymar.net/MX/ donde mediante un enlace al documento, puede usted comprobar la verdad de todo lo que hemos publicado.
Vale la pena recordar que ese documento lo escribe un despacho de biólogos y consultores en medio ambiente por encargo de la propia empresa “Mexico Power Group” para presentarlo a las autoridades, con lo cual su valor probatorio de lo que decimos es irrefutable.
Esto dicen respecto a cómo afectarán el paisaje: “Es notable como el impacto visual aumenta considerablemente al aumentar el número de aerogeneradores colocados; de tal manera, que: en las primeras fases el impacto todavía es moderado, ya que los aerogeneradores no tiene una presencia tan acusada; mientras que en la última fase, la suma de todos los aerogeneradores crea un enjambre de éstos que los convierte en el elemento dominante en el paisaje, creando un entorno muy afectado visualmente.
Los 33 aerogeneradores propuestos para la cuarta fase, (con los que se completan los 1125) se ubicarían en la Unidad de paisaje de complejo de humedal y manglar, (manera elegante de referirse a los manglares del norte de la isla) con una fragilidad paisajística muy alta, una exposición visual del territorio también muy alta y una capacidad de absorción baja, debido a la inexistencia de grandes masas de vegetación arbórea y a la ausencia de relieve (presenta alturas por debajo de 1 metro). Debe tenerse en cuenta su proximidad: al faro de la punta norte, desde donde se tiene amplias panorámicas en todas direcciones; a un lugar de elevado interés paisajístico por su singularidad y belleza como son las lagunas del extremo norte; y a una costa muy poco alterada por el hombre, sin establecimientos turísticos ni vías pavimentadas, que conserva un carácter muy virgen y natural. De esta manera, la magnitud del impacto en el paisaje del parque eólico aumenta considerablemente al llevarse a cabo la fase cuatro, considerándose alta”. Lo dicen ellos mismos. Más claro ni el agua.
Fuente: Por Esto!
12 de julio de 2012
El paisaje será lo más afectado con el parque eólico
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