8 de junio de 2010

“Camposanto” sobre el arrecife Palancar

Era todo un “camposanto” lo que había alrededor del arrecife Palancar y no fue sino hasta que los propios guías de buceo que viven de los corales pusieron “el grito en el cielo”, cuando la dirección del área “protegida” se decidió a actuar; había cruces de metal, placas grabadas, placas de plástico con fotografías y, la “gota que derramó el vaso”, la tremenda placa fijada con tornillos sobre el sustrato mismo de los milenarios corales.
Todo comenzó con la colocación de una cruz de metal hace más de tres años; como la dirección del parque marino no hizo nada, la base de esa cruz se fue convirtiendo poco a poco en sitio de colocación de otras lápidas.
En la base de la cruz se colocaron placas de plástico, cintas, brazaletes y hasta placas metálicas grabadas con nombres y epitafios de las personas a las que se les hizo buena idea reclamar un lugar en ese improvisado “camposanto” cuya existencia, por más sentimientos particulares que pueda despertar, es algo que la Dirección del Parque Marino Nacional nunca debió haber permitido.
Pero es difícil saber lo que pasa bajo el agua cuando no se bucea y cuando todo el esfuerzo, personal y equipos al servicio del “área protegida” (¿?) se concentran solamente en cobrar y revisar los brazaletes de acceso con la tarifa pagada por cuidar unos arrecifes que, finalmente, se cuidan solos.
Aprovechando la evidente impunidad y seguro de que pasaría suficiente tiempo como para no preocuparse demasiado entre la acción depredadora y la reacción de la autoridad, “alguien” decidió el mes pasado de plano colocar una placa más grande que todas las otras y hacerlo ya no en la base de la cruz, sino sobre el tejido vivo del coral en el arrecife de Palancar.
Fue hasta que esta acción desató la ira de los buzos locales que viven de esos arrecifes supuestamente protegidos por el gobierno federal y cuando finalmente el Parque Marino Nacional, que dirige Ricardo Gómez Lozano, se decidió a tomar acciones, pero el daño estaba hecho y ya habían sido años de indiferencia.

fuente: Por Esto!

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