Al menos dos graves atentados al medio ambiente que concluyeron con sendas clausuras por parte de las autoridades federales, se realizaron en Cozumel con permisos emitidos por el Instituto de Riesgo e Impacto Ambiental, Inira, dependencia que nuevamente se menciona en la situación actual de Punta Tormentos.
Tomándose atribuciones que no le corresponden y simplemente “brincándose” a las autoridades federales que son las competentes en estos asuntos, el Inira ha emitido en Cozumel diversos permisos que en su momento, fueron utilizados para realizar trabajos que luego fueron clausurados por la procuraduría ambiental del gobierno federal, la Profepa.
Dos ejemplos. En el año 2005, apenas estrenándose en el cargo, el Inira que dirige el cozumeleño Angel Mota Salazar (polémico ex director de desarrollo urbano y ecología del municipio) emitió un permiso a nombre de los señores Enrico Fracassi y Claudio Góngora Coral, el primero un italiano especulador de terrenos para una compañía llamada Trans Caribbean Trust que vendía, y vende, terrenos aparentemente de alta plusvalía a buenos precios, pero ubicados en zonas de conflicto ambiental o donde los planes de desarrollo vigentes no permiten el tipo de construcciones que los compradores quisieran edificar.
El segundo era el entonces comisario del Ejido Cozumel y a nombre de esa organización pidió el permiso para que se desviara el camino costero de la parte norte de Mezcalitos, de modo que librara los terrenos del italiano que este pensaba vender para construir residencias en un movimiento que era punta de lanza para los planes inmobiliarios que desde hace años, las leyes a favor del medio ambiente detienen en esa zona.
Con el permiso emitido por el Inira, cuando la autoridad competente era en todo caso la Secretaría federal del medio ambiente, la Semarnat, los mencionados señores emplearon maquinaria para desviar el camino, arrasando dunas y tasistales así como numerosos ejemplares de flora protegida, como la palma de chit, la palma de huano y la vegetación halófita de la duna, lo que provocó al hacerse público la intervención, ahora sí, de las autoridades federales que clausuraron los caminos y hasta la fecha mantienen la orden de impedir que los usufructúen quienes cometieron el abuso.
El otro caso es más reciente y data del 2008, cuando con un permiso emitido por el Inira, el empresario Eduardo Toledo, inició el desmonte de 95 mil metros cuadrados de selva para construirse una pista de aterrizaje para su avioneta, sin contar con manifestación de impacto ambiental ni cambio de uso de suelo forestal ante la autoridad competente, que no era el Inira sino nuevamente, la Semarnat.
La Profepa vino a la isla poco después a clausurar la pista, aunque luego por medio de lagunas legales y con el argumento de que ya el daño estaba hecho, la pista fue concluida.
Dijeron que supuestamente, esa pista era para traer a Cozumel, a turistas que vuelan en sus propios aviones… pero ha pasado prácticamente un año de que funciona y nomás no se ven llegar a esos turistas y hasta ahora, todo quedó en un capricho y un atentado al medio ambiente que la autoridad arregló con una multa, pero para la isla es irreversible y contó con el aval del Inira y su director Angel Mota.
Actualmente, en la zona de Punta Tormentos, a un lado de la pista aérea, se rellenan manglares y se cierran playas y todo indica que detrás de todo nuevamente, hay un permiso estatal del mismo tipo, aunque se trate de zonas protegidas por las leyes federales.
Fuente: Por Esto!
17 de diciembre de 2010
INIRA, depredador del medio ambiente
viernes, diciembre 17, 2010
capricho, depredacion, ecocidio, medio ambiente, Punta Tormentos
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