20 de agosto de 2012

No se apegaron a diversos criterios de las leyes ambientales

De acuerdo al resolutivo emitido por la Semarnat, los promoventes del parque eólico en Cozumel no se apegaron a diversos criterios de las leyes ambientales del país, su solicitud violaba de manera flagrante varios artículos de la ley sobre las condiciones en las que se puede o no aprobar un proyecto de este tipo, que además, como en pocas ocasiones sucede, provocó que un cúmulo importante de instituciones de todo talante, emitieran opiniones en contra del proyecto con alto sustento científico.

El documento de respuesta de la Semarnat a los empresarios que querían poner el parque eólico, menciona demasiados inconvenientes relacionados con el medio ambiente y las leyes que lo protegen.

Con cierto desdén, altos funcionarios estatales y municipales, preguntaban si los que se manifestaron varias veces en público contra el parque eólico, conocían a profundidad el documento de 467 páginas de la Manifestación de Impacto Ambiental, MIA, que nunca pusieron a su alcance; y también se preguntaban si en caso de conocerlo, lo comprendían.

Tal vez no, porque ciertamente era un documento lleno de datos técnicos que no toda la población estaría capacitada para entender o verificar por completo, por ejemplo, tenía páginas y páginas de coordenadas que para una persona sin conocimiento de ellas, serían solamente series de número por completo incomprensibles.

Sin embargo, los técnicos de la Semarnat sí pudieron entenderlo todo y encontraron cosas como que esas coordenadas, no correspondían únicamente a la Unidades de Gestión Ambiental (UGA’s) declaradas en el documento –a las cuales ya el ayuntamiento se había encargado de hacerles sutiles cambios para permitir la obra– sino que se invadían otras UGA’s con criterios de protección todavía más estrictos.

Vale la pena recordar que el Plan de Ordenamiento Ecológico Local, POEL, es el documento que define esas Unidades de Gestión Ambiental y fue producto de un trabajo científico realizado por el equipo del doctor Alfredo Cuarón Orozco, el cual le costó varios millones de pesos al municipio, aunque en razón de los negocios en puerta, se le han cambiado algunos preceptos mediante el voto poco informado de los regidores que se han prestado a ello.

Convenientemente, los promotores del parque eólico olvidaron mencionar que toda esa zona está considerada en un decreto especial de protección ecológica llamado “Selvas y Bosques de Cozumel” y que además, la parte norte de la isla es uno de los sitios de interés protegidos por el acuerdo de Ramsar, tratado internacional que al haber sido firmado y ratificado por el Senado de nuestro país, tiene nivel de ordenamiento constitucional.

Remediando una de las cuestiones que más preocupaban a la comunidad de Cozumel, la Semarnat también enlista entre sus razones para haber rechazado el proyecto el hecho de que la MIA parecía ignorar –deliberadamente desde luego- que en su mayor parte, y sobre todo por esa zona, el suelo de la isla tiene de cinco a siete metros de espesor antes de llegar al manto freático, por lo que la cimentación de los 115 gigantescos postes a más de diez metros de profundidad en el suelo implicaba el riesgo inaceptable de hacer peligrar la reserva de agua dulce de la que depende toda la vida, animal, vegetal y humana en la isla.

A grandes rasgos, esas fueron las razones de la Semarnat, que además enlista el hecho de que el proyecto no cumplía tampoco con los requisitos de ley para ser siquiera considerado, dado que en este país, está prohibido realizar un proyecto que ponga en peligro o en amenaza de extinción a alguna de las especies enlistadas en las Normas Oficiales Mexicanas sobre el tema, y este proyecto amenazaba no a una, sino a muchas de ellas.

Además de eso, este proyecto fue rechazado en Cozumel, por todas y cada una de las organizaciones sociales, civiles y empresariales de importancia en la isla, como quizás nunca antes había ocurrido.

La razón es que se percibió la creación del parque eólico como una seria amenaza al esquema de economía turística en la isla, como algo que dejaría a Cozumel fuera de toda posibilidad de competir en el mercado turístico y reconvertiría su economía a una de tipo industrial, pues como se recordará, era un proyecto para dar energía eléctrica a los diez municipios del estado, que tomaría ocho años para construirse y luego sería explotado por tiempo indefinido, modificando para siempre el paisaje del otro lado de la isla, fragmentando y matando la selva, los chitales y los manglares, cruzando la isla de lado a lado con cables y postes para sacar la electricidad y matando a las aves silvestres; todo a cambio de apenas 300 empleos y un descuento del diez por ciento en la cuenta de luz del ayuntamiento; algo que los propios grupos empresariales consideraron ridículo.

Fuente: Por Esto!

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