3 de octubre de 2012

Cozumel: "Pensé que mi discapacidad era un castigo divino" (crónica)

A Leobardo Morales García los médicos le diagnosticaron cáncer hace cuatro años y se sometió a una cirugía para la amputación de la pierna derecha. El siguiente golpe fue el perder su trabajo, pero su esposa,Lorena Loría, se ha mantenido a su lado todo este tiempo.

La depresión lo llevó a pensar que su discapacidad era un castigo divino. Sin embargo, esta discapacidad motriz le abrió una nueva perspectiva de vida, al aprender a bucear y querer ser un agente motivador para las personas que cuentan con alguna invalidez.

Leobardo Morales, de 39 años de edad, espera imponer una marca de buceo de profundidad con mezclas de gases a 120 metros con alguna discapacidad física, y que éste quede registrado en el libro Guinness World Records. Esta hazaña tendrá lugar en Cozumel el 2 de diciembre de este año.

La vida de Leobardo cambió en marzo de 2008, después de ser hospitalizado por presentar un fuerte dolor de espalda, los médicos le diagnosticaron mediante una radiografía un tumor en el fémur derecho.

En esa época laboraba como ejecutivo bancario en el municipio de Solidaridad, y llevaba un ritmo de vida rutinaria, sin mayores sobresaltos.

Tras la noticia de la enfermedad, la cual fue catalogada como "cáncer agresivo", tuvo que enfrentarse a una serie de tratamientos de quimioterapia, tanto en México como en el extranjero, para controlar el problema.

"Mi vida dio un giro rápido, en marzo me dijeron que tenía la enfermedad y después que el cáncer me estaba consumiendo, que me estaba matando y que no iba a terminar de vivir el año 2008" (sic).

Su organismo no respondió favorablemente al tratamiento médico, y su médico le dio la opción de amputar la pierna para evitar que el tumor cancerígeno terminara con su vida.

Sintió "mucho miedo, rabia e incredulidad" al saber que se podría morir, por lo que se ejercitó para tratar de estar en buen estado físico y tomó la decisión de perder la extremidad en noviembre del mismo año.

Antes de entrar al quirófano se tuvo que despedir de sus familiares y su esposa, ya que estaba débil por las quimioterapias y radiaciones.

Despertar de la anestesia fue como "una bocanada de aire", le dio una nueva visión para mejorar su vida y poder apoyar a otras personas que pasan por la misma situación.

Sin embargo, la empresa en la que trabajaba decidió darlo de baja al enterarse de su discapacidad, siendo indemnizado.

Esta oportunidad la encontró por medio del buceo profundo, por lo que se fijó como meta poder establecer un récord mundial y Guinness, evento que se llevará a cabo en diciembre en el arrecife Palancar en el sur de la isla.

Fuente: Novedades de Quintana Roo

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