27 de octubre de 2010

"Tengo familia, pero como si no la tuviera"

Rosa María López, de 79 años de edad, es una las personas de la tercera edad que habita la Casa Hogar "Juan Pablo II", único refugio permanente para los ancianos.

Es huésped desde hace dos años cuando llegó al asilo porque su hermana ya no podía hacerse cargo de ella.

Hace dos años perdió sus pertenencias cuando se inundó su casa en Villahermosa, Tabasco, y llegó a Cozumel. Tiene cinco enfermedades y posiblemente deje el asilo por adeudo. Sus parientes no han pagado la mensualidad desde hace cinco meses.

"No sé a dónde iré, porque debemos dinero, no tengo casa y no quiero regresar a Villahermosa", afirmó con lágrimas en sus ojos por las cataratas que padece. Nunca se casó y no tiene hijos. Su única compañía son los otros seis ancianos que viven en este refugio.

"Tengo familia, pero como si no la tuviera", dijo María López refiriéndose a cinco de sus hermanos que tiene en Tabasco, de quienes no sintió apoyo cuando perdió sus pertenencias en 1998.

Con la mirada perdida hacia el horizonte, explicó que sufre de artritis, cataratas, diabetes, hipertensión y su columna está dañada por la edad; con dificultades se levanta y utiliza un bastón para caminar, aunque lo hace lentamente.

Aunque conoce el programa extramuros del DIF, con el que las personas de la tercera edad son operadas de cataratas, ella no puede trasladarse sola al Centro DIF, porque su hermana no tiene tiempo para llevarla.

"No leo, no tejo, no me puedo parar bien por mis enfermedades", comentó pasivamente mientras continuaba mirando al horizonte.

Aceptó que su hermana que radica en la isla, se esforzó por conservarla en su casa y en un principio no quería ser parte del refugio, pero después se acostumbró y le agradó la estancia. Ahora su preocupación es permanecer en ésta, ya que las mensualidades son de tres mil pesos y no hay más refugios para ancianos en la isla, por lo que su única opción es regresar a Villahermosa. "¿A qué me regreso? No quiero, no tengo nada ni a nadie", expresó.

La estancia, por ahora, carece de médicos para combatir sus enfermedades, cuentan con una farmacia, pero sólo algunos medicamentos para pequeñas alergias o infecciones, son gratuitos.

Los ancianos sólo comen, rezan y a veces ven la tele, pero a ella se le dificulta por su vista nublada. Sus compañeros no hablan mucho entre sí.

En Cozumel hay más de 2 mil 400 adultos mayores de acuerdo al último censo de población realizado por el INEGI. De los cuales al menos 200 visitan diariamente la estancia del adulto mayor del DIF donde conviven, charlan y realizan actividades recreativas, ya que no tienen familiares con quien convivir o son rezagados por sus familiares.

En la Casa Hogar "Juan Pablo II", cinco ancianos, incluida Rosa María López, viven en la estancia y dos más se manejan en el sistema de guardería o "estrada por salida".

Personal del refugio explicó que la mayoría de los adultos mayores que atienden se sienten solos, algunos son visitados por sus familiares cada medio año o más, aunque no se retrasan con la mensualidad.


Fuente: Novedades de Quintana Roo

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