A casi tres años de su entrega oficial a la SCT, la poderosa antena de radar marítima que debería ser la guardia de nuestros mares en esta esquina del país sigue sin utilizarse plenamente.
Esta instalación, que se supone complementa su alcance con una estación repetidora en Isla Mujeres, contiene un radar marino de largo alcance y un equipo de cómputo dedicado a su servicio y operación mediante un programa especialmente diseñado, todo lo cual costó más de un millón de dólares en el 2009.
Instalado en la cima de la torre del Puerto de Abrigo, a unos 30 metros de altura sobre uno de los puntos más altos de Cozumel, el radar ha estado parado por años y, aunque oficialmente opera, sólo lo hace a una fracción de su capacidad pues la antena de barrido, la parte más importante del equipo, no se usa y solamente se usa el equipo llamado “Transponder” que es un sistema que detecta una señal especial que emiten los barcos de cierto tonelaje registrados ante la Organización Marítima Internacional (IMO por sus siglas en inglés) en la que dichos buques se identifican por nombre y con su número de identificación internacional asignado por la IMO.
Eso es lo único para lo que se usa el equipo de un millón de dólares y no es mucho, pues tales datos los puede obtener cualquier adolescente con su computadora casera, pues Internet tiene un servicio (http://www.marinetraffic.com/ais/es/default.aspx) que permite ver esas identificaciones en tiempo real en todo el mundo y no requiere una torre de 30 metros, de personal ni de infraestructura alguna.
En cambio, la antena de barrido de radar tendría la capacidad de “ver” en un radio de acción muy amplio, todo aquello que estuviera en la superficie del agua, desde una moto acuática a una lancha, un barco, un velero o cualquier otra cosa y si operara hubiera facilitado los rescates de las lanchas accidentadas recientemente o habría podido determinar la posición exacta que tenía el crucero Allure of the Seas cuando hace dos semanas uno de sus pasajeros, cuyo cuerpo nunca fue encontrado, se lanzó por la borda.
Si alguien se perdiera en el mar o no volviera de un viaje de pesca o buceo, la antena de radar los podría localizar casi en el acto, aunque no tuvieran radio, pero simplemente no se utiliza.
Los pretextos han sido muchos, desde “fallas de software” hasta el robo de los cables de cobre de la tierra física, la quema de la fuente de poder y hasta la imposibilidad de conseguir personal capacitado para operar el equipo; sea cual sea la razón, la antena no opera, el dinero que costó instalarla y que cuesta operarla no se justifica y la falta de uso deteriora un equipo costoso que, teóricamente, es una herramienta de la seguridad nacional.
Esa antena, que está bajo la responsabilidad de la Capitanía de Puerto como representante de la SCT en la isla, apoyada con su repetidora en Isla Mujeres, podría también detectar en el acto las embarcaciones de los traficantes de drogas y de personas; pero simplemente no se utiliza.
Fuente: Por Esto!
27 de febrero de 2012
Radar marítimo fuera de servicio
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