12 de marzo de 2012

Dirigente de la Canaco obstaculiza la conclusión de la costera oriental

Aunque se supone que la conclusión de la nueva carretera costera oriental será un gran paso para Cozumel como destino turístico y se reflejará en la economía de todos los negocios de la isla, ahora resulta que el principal obstáculo para concluirla es la negativa de ceder el derecho de vía por parte del rancho propiedad de la familia del líder de los comerciantes organizados.

El rancho Buenavista, es ya prácticamente el último obstáculo importante para concluir la carretera en el otro lado de la isla, la propiedad pertenece a la familia de Juan Carlos Villanueva López, líder de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Cozumel, mejor conocida por sus siglas Canaco-Servytur y más comúnmente como la Canaco.

Por paradójico que pueda resultar, los intereses personalísimos de la familia del connotado líder empresarial, terminan por afectar a todos sus representados y ponen una nota de ironía en sus continuos pedidos de apoyo y promoción turística para la isla y de promocionarla en paquete con el resto del Mundo Maya aprovechando la coincidencia calendárica del 2012.

Para disfrutar plenamente de la belleza de Cozumel y para llegar a los lugares en los que el alcalde Aurelio Joaquín promociona que se verá “el primer sol del mundo maya” es indispensable recorrer los 20 kilómetros de costa semisalvaje en el otro lado de la isla, pero desde hace siete años, el área se encuentra en obras, las cuales ya están listas para terminar, pero han sufrido el retraso de tener que negociar el derecho de vía frente a varias propiedades, cuyos litigios han atrasado grandemente el termino de los trabajos, siendo el del rancho Buenavista ya prácticamente el último de ellos.

A pesar de que existen mecanismos legales para proceder a la expropiación por causa de utilidad pública, en este tipo de casos, por alguna razón el gobierno del estado, en la presente y en la anterior administración, no ha querido ejercer ese poder y ha preferido el camino de la negociación, no siempre con buenos resultados.

En Cozumel se retrasaron por años las obras de interconexión de los drenajes de las nuevas colonias con la única y recientemente ampliada planta de tratamiento de aguas negras de la isla, por la sencilla razón de que dos ejidatarios se negaron de plano a permitir que por sus terrenos pasaran las tuberías.

La Marina Fonatur, obra en la que el gobierno federal ha invertido muchos millones de pesos, no se había podido concluir porque el corporativo operador del hotel Presidente, dueño de la minúscula franja de terrenos que se requería para abrir la bocana, no la cedió sino hasta después de años de negociación y desplantes y sólo tras haber obtenido cuantiosas contraprestaciones en forma de otros terrenos y en la cesión de la marina natural Caleta para que se vuelva parte del hotel en cuanto funcione la nueva marina.

Igualmente hubo que negociar meses enteros con el dueño de otra propiedad, el restaurante llamado “El Diablo” frente a playa San Martín, que tampoco quería dejar pasar la carretera frente de sus propiedades y en otros tramos hubo que hacer extrañas curvas para respetar hasta puestos semifijos como frente al restaurante Playa Bonita, mientras que en otras secciones, donde no estaba en juego nada material sino los mangles, se procedió sin pena alguna al relleno, como frente a Chen Río y en la curva de Punta Chiqueros.

Fuente: Por Esto!

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