24 de octubre de 2012

Desespera atender llamadas de emergencia en Cozumel

La labor del personal que atienden las llamadas de auxilio en el Subcentro de Control, Comando, Cómputo y de Comunicaciones (C-4) de Cozumelno es fácil.

Ahí se atienden denuncias y se canalizan a la autoridad competente y van desde una simple disputa familiar, hasta un suicidio o asesinato.

Arturo, Linda y Magaly son parte de este equipo que labora las 24 horas del día, los 365 días del año atendiendo este tipo de llamadas.

Magaly es una de las psicólogas del equipo y acepta que su trabajo conlleva el riesgo de resultar afectada emocionalmente. "Debo bloquear mis emociones para poder ayudar a las personas que lo necesitan".

Pero Magaly sólo es parte de una cadena que inicia con los operadores al atender el teléfono en el C-4.

Este es el puesto que desempeña Arturo, quien confiesa que lo que más trabajo le costó atender fue tomar conocimiento de la muerte de un ex jefe de la policía en el municipio.

"Desde la primera llamada y a medida que ingresaban las demás, me fui dando cuenta que estaba ante un gran suceso", recuerda.

El 17 de diciembre del 2009, el entonces gobernador de Quintana Roo, Félix Arturo González Canto (2005-2011), puso en funcionamiento las instalaciones del Subcentro C-4 en Cozumel.

Hasta esa fecha todas las llamadas de auxilio eran dirigidas al C-4 de Playa del Carmen, donde el personal no conocía la ciudad, lo que retrasaba la asistencia a las personas que en momentos de emergencia hacían una llamada.

A mediados del 2011, ya bajo la administración de Roberto Borge Angulo, el gobierno estatal destinó 1.5 millones de pesos para su ampliación, trabajos que concluyeron en diciembre del mismo período, en el que se recibieron alrededor de 55 mil llamadas, cifra 10% por arriba del 2010.

El personal del C-4 debe permanecer en el anonimato, una de las reglas es que sus nombres y rostros no sean conocidos, ya que manejan información clasificada. A los representantes de Novedades de Quintana Roo se les permite hablar con ellos bajo la condición de respetar estas reglas.

Los nombres son alias, pero los testimonios son reales. "Arturo" es operador, "Linda" es una de las despachadoras y "Magaly" es psicóloga.

En la conversación coinciden en que viven y comparten los momentos de angustia y desesperación con las personas que se encuentran del otro lado de la línea.

Lo que viven diariamente entre las cuatro paredes del centro de emergencia les ha hecho -dicen- "valorar la vida y a sus familias en todos los sentidos".

Un operador recibe la llamada y de inmediato abre una boleta electrónica en donde vacía los datos. La misma boleta se abre en la terminal del despachador, quien determina a qué dependencia de auxilio se debe redirigir. Con esto se busca minimizar el tiempo de respuesta a la llamada.

En promedio 90 solicitudes de auxilio se reciben diariamente en el número de emergencias 066. Las urgencias más comunes son accidentes de tránsito vehicular y violencia intrafamiliar, revela Anuar García García, director del C-4, en el que laboran 30 personas, entre personal operativo, psicólogos y administrativos. Ahí también se monitorean sitios estratégicos de la ciudad con el apoyo de 10 cámaras de video.

Magaly es psicóloga de los dos que hay del C-4, donde tiene tres años trabajando, los mismos que tiene de existencia el centro de emergencias. Es casada y tiene una hija de cinco años de edad. Asegura es una tarea ardua brindar terapia a familiares de suicidas sin resultar afectada emocionalmente.

La psicóloga dice que aplica sus conocimientos para bloquear las emociones, pero cuando se enfrenta a casos dónde personas menores de edad atentaron contra sus vida con resultados funestos, es ahí donde tiene que redoblar esfuerzos, "primero para brindar ayuda psicológica que los familiares necesitan en ese momento y después para que no te afecte el dolor que ve en cada una de las personas que asiste".

Por su parte, para Arturo el suceso que más le ha impactado mientras hacía su trabajo fue en septiembre. En esos días el ex director Seguridad Pública asesinó a su esposa y después se suicidó.

"Fueron como 12 los llamados de auxilio, realizadas por distintas personas", narra y afirma que desde la primera llamada y a medida que ingresaban las demás, se percató de que estaba ante un gran suceso. Cada una denotaba el aumento en la gravedad del asunto y recuerda una en especial: "Escuchamos disparos en el interior de un domicilio, vengan por favor".

A varias semanas del hecho, confiesa que se quedó sin palabras y con un sentimiento de impotencia.

En tanto Linda cuenta que escuchar diariamente voces llenas de angustia y desesperación les cimbra los sentidos. Cuenta que en su familia hay gente con vocación de servicio. Uno de sus hermanos es operador el C-4 en Mérida(Yucatán).

"Cada vez que escucho una llamada de alguna persona solicitando ayuda para alguno de sus hijos, le pido a Dios no me ponga en la misma situación algún día. Cuando escucho a alguna mujer que pide ayuda por ser maltratada por su esposo o pareja, doy gracias también por no estar en una situación similar" (sic).

Fuente: Novedades de Quintana Roo

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