Con la instalación de los aerogeneradores en el lado oriental de la isla, Cozumel podría perder el arribo de tortugas marinas, su diversidad de aves residentes y de aves migratorias, sus poblaciones de murciélagos –que mantienen bajo control a numerosas plagas- y hasta la plusvalía de los terrenos, debido al intenso ruido y a la destrucción del paisaje, advierte una opinión técnica de la UNAM.
Además, no solamente son los ecologistas los que advierten de efectos potencialmente nocivos de este proyecto, sino hasta el magnate de los bienes raíces que se supone invertirá en aquel lado de la isla, Donald Trump, quien detesta esas máquinas y acaba de cancelar una inversión de mil millones de dólares en Escocia porque el gobierno de allí autorizó colocar algunos aerogeneradores cerca de sus terrenos.
Como lo dimos a conocer ayer, en la primera parte de esta información, el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM, recomienda no aprobar este proyecto y enlista una serie de inconvenientes que, a diferencia de las críticas que se le hacen frecuentemente a las opiniones de los ecologistas locales, proceden de un trabajo realizado con rigor científico que no puede ser descartado caracterizándolo simplemente como una opinión “contreras” o “anarquista”.
Este estudio advierte que las gigantescas torres de generación propuestas para Cozumel -más de 130 torres de 100 metros de altura con aspas de 50 metros y anclas de 30 metros bajo el suelo- son un peligro para la biodiversidad de la isla porque alterarán las condiciones de vida de los animales al agregar una incesante fuente de ruido y se convertirán en una barrera que impedirá el vuelo libre de pájaros y murciélagos, diezmando sus poblaciones y obligándolos a irse de la isla.
Si no hubiera, por ejemplo, murciélagos, muchas especies de polillas saldrían de control, así como las poblaciones de mosquitos, que se multiplicarían hasta niveles aún más peligrosos para la gente que los que ya se enfrentan.
El estudio de la UNAM afirma que “diariamente cientos de aves acuáticas vuelan de las lagunas del norte hasta los cuerpos de agua en la punta sur de la isla, y viceversa. Esta migración local la realizan con pausas que realizan en una serie de lagunas y cuerpos de agua que se encuentran paralelas a la carretera perimetral al este de la isla.
Se sabe por estudios hechos en la misma Isla Cozumel entre 2004 y 2009, que la construcción de caminos en la selva (como los que se requerirían para el servicio de las torres) tiene efecto de barrera para el paso de las aves y que su magnitud aumenta con el tamaño de la apertura del camino. Se determinó que con la apertura de un camino de 19 m se reduce en 54% el cruce de aves e incluso con una apertura de 3 m el 73% de las especies dejan de cruzar.
En un estudio realizado también en Cozumel se determinó que las carreteras de Cozumel ocupan el 0.5% de la superficie de la isla, sin embargo, el 40% de la isla está afectada por diferentes perturbaciones como es el ruido del tráfico vehicular. Se determinó que el ruido del tráfico de la carretera perimetral de Cozumel tiene efectos a 2 mil 023 metros del borde de la misma hacia el interior de la selva mediana.
Por estudios internacionales, se sabe que el efecto del ruido por torres eólicas puede afectar hasta 2 kilómetros de distancia desde la torre, debido al ruido que producen el cual se mantiene constante entre 94 y 104 decibeles. Por la noche este efecto se torna aún más problemático cuando el ruido natural de un sitio desciende debajo de los 30 dB y entonces los generadores eólicos se tornan la principal fuente de ruido.
Un estudio hecho por el gobierno de Inglaterra determinó que el 20% de los proyectos eólicos les causa problemas con el ruido que generan. Se sabe que la apertura de nuevos caminos y carreteras tiene diferentes efectos como: contaminación, perturbación visual y mecánica, cambio en la configuración del paisaje, penetración de fauna y flora invasora, fragmentación de poblaciones, muertes por atropellamiento y el ya mencionado efecto barrera al movimiento de los animales.
Existen reportes científicos de mortalidad de aves y murciélagos debido al choque de estos con torres eólicas, al localizarse en el paso de sus rutas migratorias. Se estima que anualmente mueren 300 mil aves en el mundo al chocar con torres eólicas.
A pesar de ser aún escasas las evidencias negativas de los sistemas eólicos, se han tomado medidas precautorias como para el caso del Gallo de las Praderas (Tympanuchus pallidicinctus) en el estado norteamericano de Kansas, evitando instalar torres eólicas a 5 millas (8 kilómetros) de su sitio de anidación y migración.
Por todo lo anterior se recomienda hacer estudios completos y profundos, que determinen los beneficios, así como los potenciales efectos y riesgos que el proyecto Parque Eólico de Cozumel pueda tener tanto en la población como en el ambiente, entiéndase fauna y flora de la isla. Los puntos clave para discutir de acuerdo a la información presentada deben ser: 1. Determinar el daño y efecto que tendría el área desmontada de vegetación para establecimiento de las torres considerando que el actual proyecto afectaría la delgada superficie donde está el Tasistal y las lagunas temporales al este de la isla.
2. Determinar la ubicación de las torres eólicas, y el potencial efecto de mortalidad de las aves al encontrarse las torres en alguna de las rutas migratorias mencionadas. 3. Determinar el daño y potencial efecto del ruido generado por las torres eólicas sobre la fauna silvestre y población de Cozumel”, concluye el estudio.
Pero si todas estas razones no fueran suficientes, queda el problema económico ya que aquella costa de la isla, que se ve como un potencial atractivo turístico a futuro y como el siguiente gran negocio inmobiliario para todos los que tienen tierras ahí, debido a sus playas y a sus paisajes y a su biodiversidad, todo lo cual está en riesgo.
No valdrá lo mismo un terreno con vista al mar, ambiente silencioso y tranquilo, rodeado de naturaleza, que uno con vista a gigantescas torres de metal que zumban fuertemente de día y de noche, ubicado en una zona de la que hasta los animales han huido.
Hasta Donald Trump, la persona que se supone detonará esa parte de la isla con su mega proyecto “Punta Arrecifes Resort” detesta “esas máquinas horrendas” como las llama y acaba de cancelar un proyecto de mil millones de dólares en Escocia por la cercanía de esos “ruidosos adefesios” a las tierras donde lo iban a construir, según lo informó este mismo miércoles la propia BBC en su portal de Internet en español.
Fuente: Por Esto!
26 de abril de 2012
“Ventiladores” acabarían con aves
jueves, abril 26, 2012
aerogeneradores, amenaza ambiental, Centro de Investigaciones de Ecosistemas, impacto ambiental, UNAM
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