El edificio cuya costosa remodelación inició la crisis de deuda que hasta la fecha lastra al municipio de Cozumel, la conocida Plaza del Sol, se hunde en el deterioro y sufre para remontar su condición de “elefante blanco” ante el abandono de su mantenimiento, lleno de locales cerrados y ociosos.
El edificio se ubica en la cara oriente del Parque Benito Juárez, originalmente albergó a la primera escuela y al primer palacio municipal de Cozumel.
En los años ochenta, durante el período de Pedro Joaquín Coldwell como gobernador, (81-87) el edificio fue demolido y luego remodelado con el nuevo nombre de “Plaza del Sol” que hasta hoy conserva.
Planeado como un espacio comercial, el segundo piso del edificio nunca funcionó como tal y terminó llenó de variopintas oficinas públicas, de la PGR al IFE; de la Dirección de Turismo municipal a la Apiqroo.
Luego, durante el período como alcalde de Gustavo Ortega Joaquín (05-08) se hizo la remodelación y para ello se pidió el crédito de 36 millones de pesos a Banobras que empezó la debacle de las arcas públicas de un municipio que hasta entonces no tenía deuda alguna y que ahora tiene una que rebasa los 88 millones de pesos y que lastra la operatividad del municipio cuyas finanzas ahora “viven al día”.
Toda esa inversión se supone que era para habilitar un espacio comercial modelo donde toda la planta de abajo diera cabida a los que ya eran locatarios de la antigua y vetusta Plaza del Sol y, para que la idea funcionara, en el segundo piso se planeaba concretar la llegada de una “tienda ancla” cuyo atractivo asegurara el flujo de personas al lugar.
Se había pensado en una sucursal de la cadena Samborn’s, o en una de almacenes Liverpool, incluso en un casino; pero al final la política echó a perder el asunto.
A la obra original se le modificaron los planos para crear, en lugar de las tiendas ancla, más de 20 locales pequeños similares a los del piso de abajo que el gobierno de Ortega Joaquín se apresuró en repartir a sus leales una vez que se supo que habían perdido las elecciones.
Los tres años de Juan Carlos González en el ayuntamiento se perdieron en pleitos con los locatarios, intentos de venta del edificio e indiferencia oficial y para usar en algo los espacios, el actual gobierno de Aurelio Joaquín González los ha empezado a asignar de nuevo a prácticamente las mismas oficinas públicas que ya se habían reubicado.
Sin embargo, ni así se han podido llenar y hay muchas partes del edificio que no se usan y están en el deterioro.
Las costosas escaleras eléctricas que llevan al segundo piso no han funcionado en años y sus mecanismos se pegan y oxidan; el elevador no funciona y lo informa por medio de un par de hojas de libreta arrancadas, escritas con plumón y pegadas a las puertas del elevador con cinta transparente.
Los plafones de los techos en las secciones abandonadas del segundo piso están rotos y dejan ver las deterioradas entrañas de la construcción y hay diversos ejemplos de vandalismo.
Son millones de pesos echándose a perder de una manera miserable los que hay en ese edificio, por cuyo fiasco nadie fue sancionado de manera alguna y de hecho, muchos personajes que eran funcionarios públicos en ese entonces, lo siguen siendo ahora.
Fuente: Por Esto!
16 de enero de 2012
Se desmorona costoso “elefante blanco”
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